martes, 19 de febrero de 2008

Más días sin papá y mamá

Siguiendo la serie de publicaciones inaugurada por la noquieroacordarme, creo que ha llegado la hora de publicar qué pasó en los días sucesivos. Debo recordar que se me pedía que comiese toda la carne en la cena, y añadir que estaría acabada si los demás tuviesen un poco de apetito, pues viendo la que sobró, me atrevería a decir que comí más de la mitad de la misma.
Por otro lado, y siguiendo con el asunto, decir que el viernes, el que escribe ahora mismo, el gran pochiman cook, se tuvo que rebajar a hacer la comida de los grumetes. Por supuesto, todos los platos que salen de las manos de mi pismo son elaboraciones de primera, pero no es bueno que alguien de mi importancia se introduzca en los asuntos de la cocina, que son del cocinero y no del capitán pochiman cook.
Mis grumetes pudieron disfrutar de un plato de macarrones con salsa de tomate de bote y bonito en lata. Un plato sencillo y exquisito donde los haya. Los grumetes no levantaron la cabeza del plato y comieron como si llevaran días sin pisar tierra firme y sin comer algo decente. Comer algo hecho po pochiman cook... no tiene precio.
El sábado, visto que los grumetes tenían permiso para salir por ahí, aprovecharon para irse a comer con sus amados y amadas. Tutunas en cambio, se quedó a trabajar con esmero y consiguió que me dejase invitar por ella para comer. La cervecería internacional fue nuestro destino.
Una pizza de lo más normal y jamón asado elegimos para comer, (mi estómago más), y no estaban mal aquellos manjares. La pizza, de lo más decente, pero sin salirse de lo simplemente bueno, sin llegar a lo sublime. El jamón asado tenía una salsita interesante, en la que mojé con gusto.
En general debo aprobar ese lugar, sin destacarlo por encima de otros del mismo tipo.
El Domingo, la tutunas, cautivada por mi liderazgo al frente de la manada, quiso comer conmigo, y nos dirigimos a la trattoria o como se escriba. Lugar ide italianos, con los que no tengo nada en contra, pues conocí a Emilio di Roccabruna, más conocido como el Corsario Negro, gran pirata y amigo. Unas tostas de primero variadas, ricas y con fundamento, pero sin dejar de ser unas tostas a secas. Después la señora de tutunas se inclinó por una pizza (again), rica, pero desde el punto de vista de un paladar exigente, indigna de un restaurante italiano. Yo, por mi parte, rechacé mi habitual lasagna para ir por una pasta, cuyo nombre en italiano no recuerdo, en cuyo anterior había espinacas y algún queso. Una pasta interesante de sabor, pero no tan buena como para tomar un plato de eso. Un sabor que cansa rápido, plato muy seco, sin calidad. Me defraudó.
Y por tanto marchamos dignos de nuestro ser sabiendo que padre y madre volverán, para hacernos de comer.

1 comentario:

noquieroacordarme dijo...

Bueno, el artículo es impresionante pero no preciso, puesto que yo el sábado comí en casa, aunque me desperté cuando tutunas y el capitán cook habíais vuelto de la cervecería.
yo me hice un zumito de naranja, con dos sandwich de queso y pavo y unos melocotones en almibar. Es más capitán, incluso le pregunté a usted que prefería, si melocotones o piña el almibar.